miércoles, 3 de noviembre de 2010

nosotros sentimos la nostalgia de sentir nostalgia.

Y así. un día cualquiera. tropezamos en la calle por causalidad con alguien que va deprisa porque llega tarde y por pura inercia de la conversación. le acompañamos en su carrera y acabamos sentados en una sala oscura a la que decidimos entrar en el último momento. porque hace frío fuera o hace frío dentro. no sabemos qué vamos a ver. nos sentamos entre tinieblas con la película empezada y se deslizan ante nosotros imágenes perturbadoras por su belleza. en un principio incomprensibles. aunque capaces de alertar las sensaciones. con un peculiar sentido del tiempo y de la narración tan antifílmico en el fondo antifílmico respecto a lo que nos han dicho que debe ser el cine. y probablemente. nos inquietamos un poco en la butaca y no acabamos de entender. durante un buen rato. de qué trata la historia. tan acostumbrados nos tiene el cine a contarnos historias. podemos hasta llegar a lamentar no haber entrado un poco antes para seguir la narración desde el principio y de este modo comprenderla.

luego. poco a poco. la historia se va haciendo transparente. tal y como siempre pasa con cierto tipo de cine. resulta de este modo irrelevante no saber de qué ni de quién se habla. porque. como sucede en el cine más contundente más fílmico al final. el que no cuenta historias como se supone debe ser contada una historia. sólo se habla de nosotros. de esas sensaciones ambivalentes que no sabríamos nombrar ni compartir. aunque sean tan fuertes que hacen daño. no estás solo/sola.

invadidos por esta sensación privilegiada. salimos antes de que la sala se ilumine y repetimos el ritual un día tras otro. buscando recuperar la nostalgia. las nostalgias. porque la nostalgia siempre es mucha y diferente. volvemos tantas veces que conocemos cada plano de memoria. cada luz. cada ruido. cada decoupage. cada ángulo. cada frase y regresamos siempre con el miedo de que el sentimiento dulce y triste ya no siga allí donde lo dejamos la tarde anterior.

por fin. un día cualquiera. siendo conscientes de que no estamos solos. de que alguien nos habla con un lenguaje que entendemos. decidimos aprender el sonido de su nombre. aunque temamos que. como pasa a menudo con lo que más se ama. el conocimiento agote su magnetismo.


.-beso

No hay comentarios: